viernes, 3 de diciembre de 2010

Una de acción pero no cualquiera.

Si te gustó Kill Bill es muy probable que también te guste Ninja scroll una joya oculta del cine de acción y de animación que en su momento se benefició del boom del fenómeno manga en aquellos idílicos años noventa satisfaciendo la sed de impacto de numerosos adolescentes gracias a las gratuitas y generosas dosis de sexo y violencia.



En su momento la apreciaba por la estética de ninjas y samurais y por lo impactante de las sangrientas peleas como principales factores de disfrute. Con el tiempo perdí el interés en el cine de acción y el manga empezó a aburrirme, pero con eso no quiero decir que la acción y el manga sean cosas de niños.

Viéndola ahora me llevo una grata sorpresa. No solo pasa con nota la dura prueba del tiempo sino que descubro en ella cosas que en su momento no sabía apreciar como cuestiones de encuadre o aspectos de guión. No es Shakespeare desde luego pero su argumento no es en absoluto contra lo que pueda parecer una facilona excusa para salpicar al espectador con material gore sin orden ni concierto. La trama que gira entorno a un codiciado cargamento de oro resulta no especialmente original pero está diseñada con acierto, complejidad, capcidad para generar intriga y unos diálogos que logran que cada frase nos aporte algo respecto al desarrollo de la história siendo méritos loables no solo en cuanto a una película de acción o de anime sino en cualquier producto comercial que se precie.

La dirección tiene sutiles aciertos como encuadres muy finos que beben tanto de Kurosawa como de La jungla de cristal, fondos muy trabajados y un enfoque de las escenas de acción que huye del tópico, por ejemplo, los enfrentamientos se resuelven a veces en segundos y teniendo cada lucha un modo original y poco previsible de terminar. Frecuentemente en el cine de acción a mitad de un tiroteo vemos al heroe zafarse y disparar de un modo que nos hace pensar que pase lo que pase a el no le van a dar. En Ninja scroll
cada movimiento en cada combate es único excepto en la lucha final que estropea el conjunto por monótona, falta de tensión en el clímax y por larga, error que a menudo se comete en el cine comercial por no asumir que más largo no implica más épica resultando Kill Bill muy superior en cuanto a un final que e que rompe con lo previsible.

Los personajes pueden resultar estereotipados, pero esto no solo no es malo sino que resulta imprescindible en una película de este tipo (la profundidad psicológica molesta ante cierto tipo de intrigas) y cabe destacar al heroe o mejor dicho antiheroe que se ve mezclado sin comerlo ni beberlo en esta trama cayéndonos biendesde el principio por su independidencia y recordandónos por ello a Clint Eastwood en Por un puñado de dólares.

Por último no confundais la película con la serie, de la que no se práctiamente nada y que no inspira gran atractivo.