lunes, 17 de mayo de 2010

El streap-tease de Darth Vader.

La primera trilogía de Star wars poseía una cualidad que siempre me ha fascinado: el pasado.

Más allá de lo que vemos se nos explica que hubo un tiempo en que había una orden de caballeros Jedi, que Darth Vader había sido un gran piloto cuando era de los buenos, que el maestro Yoda adiestraba Jedis antes del exilio, toda esa información nos indica que estamos viendo una parcela de la historia es decir, que interceptamos una franja, que para nosotros es el presente, la función de explicarnos un pasado es darle profundidad al presente. Eso contribuye de un modo indudablemente eficaz a que tengamos la sensación de estar en un mundo que ya existía de antemano logrando que nos sumerjamos dentro de este y parezca que en lugar de haberlo creado sus autores se limiten a describir algo que ya estaba ahí.

Es como una leyenda dentro de otra leyenda o un cuento dentro de un cuento todo ese pasado nos lo imaginábamos lo intuíamos, los vislumbravamos vagamente y quedaba difuminado en nuestra imaginación.

Hasta que llegó la nueva trilogía y lo estropeó todo. Dejamos de fantasear con algo abstracto y se nos muestra todo ese pasado con pelos y señales matando el encanto que poseía cuando solo lo imaginábamos. Es como un flashback interminable que nos explica todo lo que por lo menos yo no quería saber. No sabíamos como era Darth Vader antes de vestirse con su carismática armadura. Y saberlo no hace más que quitarle el misterio al personaje oscuro por excelencia del cine fantástico. Es como un streap-tease pero al revés: aquí el morbo no está en ver como se quita la ropa sino en ver como se la llega a poner. Un morbo que atrae a todo fan pero que aniquila el misterio.

A veces las ansias de realismo psicológico hacen cometer despropósitos. Darth Vader era un personaje que funcionaba perfectamente cuando el maniqueísmo era absoluto: era malo y punto. Eso le daba la dimensión mitológica que junto con su atuendo funcionaba a la perfección sin necesidad de salirse de esos parámetros. Que antes fuera de los buenos le daba un toque trágico convirtiéndole en el máximo traidor, lo cual le hacía aún más malo. Pero cuando nos explican su infancia, adolescencia, juventud, traumas y hobbies se cargan toda la dimensión mitológica en pro de un realismo psicológico que no aporta nada.

¿Entonces porque quise ver la nueva trilogía ? Pues porque había que verla. Después de tantos años sin estrenarse nada parecido a Star wars, copias burdas aparte, había que comprobar si las precuelas habían logrado estar a la altura de los hallazgos que el autor había logrado años antes.

La venganza de los Sith es la mejor, posee una carga melodramática superior a las anteriores y una atmósfera oscura muy lograda. Y vemos como Darth Vader se pone el casco. Aunque mate el misterio eso, amigos y amigas había que verlo.